Los rayos del sol tiene un impacto único en las tierras del Mayab, iluminan todas las cosas, creando tonos únicos, convierten las aguas en miles de azules, desde esmeraldas en el mar hasta los turquesas de los cenotes, crean miles de posibilidades cromáticas para vestir a las aves y frutos de la región. Los mayas lo sabían, los mayas lo valoraban, los mayas lo llamaban Boonil.

Artistas nativos y foráneos seducidos por esta tierra se han establecido en la región para atrapar, plasmar, y vincular estos colores en la forma, para recrear la magia del Boonil.

Sus obras son experiencias convertidas en color y papel, son arte que buscan como ave paredes para anidar.